¿Dónde estamos?

Argentina está situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires

PAPA FRANCISCO

PAPA FRANCISCO

Los "desbandes" de Basualdo y de Toledo (1865)

Gral. Ricardo López Jordán

Tras la victoria brasileña de Riachuelo, Mitre se embarcó en Buenos Aires (17 de junio de 1865) para dirigir desde Concordia las operaciones. Allí se concentrarán los efectivos aliados. El 24 ordenó a Urquiza, que seguía en Basualdo, avanzase sobre el río Corrientes a fin de no perder contacto con los paraguayos. El mismo día, Osorio, con los 15.000 brasileños que ocupaban la República Oriental, cruzó el Uruguay y llegó a Concordia.

El 3 de julio Urquiza va a entrevistar a Mitre. Los entrerrianos, que de mala gana hablan obedecido a su general creen en un abandono; como un reguero de pólvora corre la noticia por el campamento de Basualdo: "Compañeros: el Capitán General se ha ido a su casa y es necesario que nosotros también nos vayamos. No sean tontos; no se dejen engañar”, se repetian los convocados.

Inútilmente los jefes -el general Ricardo López Jordán, los coroneles Manuel Navarro, Domingo Hereñú y Manuel Caravallo- tratan de contener la desbandada. Se oyen gritos "¡Viva Urquiza y muera Mitre", Imitando el aullido de los zorros, los nogoyaceros y victorianos van dando de carpa en carpa la señal de la deserción y buena parte de las divisiones se desbandan.




La noticia llega a Urquiza a la madrugada en la estancia de Gregorio Castro, donde ha hecho noche en su viaje a Concordia. Monta rápidamente, pero su presencia es inútil: cerca de 3.000 entrerrianos han dejado el campamento, y los restantes parecen resueltos a imitarlos. Urquiza ordena fusilarnientos y proclama que "la patria exige ir a la guerra"; todavía su prestigio es grande, pero no detiene el desbande que seguirá en las noches siguientes. Hasta el 7 de julio, en que para mantener su vacilante autoridad, licencia todo el campamento. Hará una nueva convocatoria en el Yuquerí; pero la tarea resulta dificil.


López Jordán desde Paraná le escribe el 31 de julio "que la gente se reunirá donde V. E. ordene, pero no quieren ir para arriba»"; el coronel Juan Luis González escribe el 19 de setiembre "que si esta marcha no es contra Mitre, ellos (los entrerríanos) no salen de sus departamentos".


Después del debande de Basualdo, Urquiza reúne con esfuerzo en Yuqueri 6.000 hombres: ha recorrido los departamentos y los ha hecho recorrer por gente de su confianza a fin de levantar un contingente entrerriano aceptable.



El 8 de noviembre llega con los nuevos voluntarios de infantería, pues ha vendido sus caballos a Brasil, a las márgenes del arroyo Toledo: la división Gualeguaychú inicia el desbande en masa, seguida por todas las demás. No han esperado esta vez la ausencia de Urquiza, y nadie, ni el mismo Urquiza en persona, puede impedir la resolución de "no ir para arriba" y menos de a pie.


Esta vez se trata de una rebelión abierta contra toda orden de don Justo, cuya energía de esa noche nada pudo hacer contra la actitud decidida de los soldados antiliberales - dice Fermín Chávez en "Vida y muerte de López Jordán".
 
La furia de Urquiza es tremenda. Ordena el fusilamiento de los desertores que fuesen habidos. Numerosos entrerrianos, se unen a los paraguayos o cruzan a refugiarse en el territorio oriental.
 
Se ha disuelto el Ejército de Vanguardia. Urquiza quedará en su palacio de San José; no ha podido cumplir un rol militar en la guerra contra los paraguayos, pero tendrá algo con que entretenerse: sus establecimientos proveerán la carne consumida durante la guerra por los ejércitos aliados.



Fuente: La Gazeta Federal
http://www.lagazeta.com.ar/