¿Dónde estamos?

Argentina está situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires

PAPA FRANCISCO

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La ONU hace caso omiso de 3 millones de mortinatos anuales


Susan Yoshihara | Catholic Family & Human Rights Institute

Cerca de tres millones de niños mueren cada año durante el trabajo de parto y el alumbramiento, o en las semanas previas al nacimiento, lo cual es más que todas las muertes ocasionadas por el VIH/SIDA. La ONU ni siquiera las cuenta. Un nuevo estudio asegura que la política abortista es una de las razones.

«En una era de esfuerzos mundiales a favor de la salud materna, el propio anhelo de una mujer de tener un bebé vivo está ausente en la agenda de salud mundial», dicen los autores de un estudio publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet.

Alrededor del 98 % de los 2,6 millones de muertes anuales de mortinatos ocurren en países con ingresos medianos y bajos, principalmente debido a complicaciones durante el parto. Uno de cada 300 bebés nace muerto en países con ingresos altos, debido al incremento de la obesidad, el tabaquismo y la posposición de la maternidad. A diferencia de la mortalidad materno-infantil, el índice de nacidos muertos no ha disminuido durante décadas de manera considerable.

Una de las razones por las que los nacidos muertos permanecen «entre sombras» es el sentimiento abortista, indica el informe. La Organización Mundial de la Salud (OMS) no computa a los niños muertos que fallecen antes de las 28 semanas como mortinatos, a pesar que el deceso de bebés viables de 22 semanas es común en el mundo desarrollado. Apuntalar el desfase de datos podría conducir a un incremento del 40 % en el número de nacidos muertos que se registra.

El editor de The Lancet, Richard Horton, afirma que el hecho de no contar a estos niños niega a los padres «la gravedad que su sufrimiento demandó», pero «cuando uno considera que en muchos países se permite el aborto hasta, y, a veces, después de, las 24 semanas, uno puede comenzar a comprender la resistencia de las autoridades a dedicarse a este punto». Nota: que no desean que se cuenten los bebés asesinados junto con los muertos por otras causas, pero los abortistas no desean ni siquiera lo segundo porque no quieren que la gente piense y se de cuenta que se están abortando bebés viables por incubadora y adoptables por los miles de matrimonios que esperan años para poder adoptar.

Uno de los adversarios más poderosos que tuvo en su intento de promover mejores datos fue el lobby pro-abortista. Se opuso a Horton el año pasado cuando publicó un informe independiente que desafiaba los datos y la metodología empleada por la OMS en estadísticas sobre salud materna que la organización utilizaba para promocionar el aborto.

Horton dijo al New York Times que recibió numerosos llamados instándolo a que no publicara el informe. Cuando lo hizo, los activistas a favor del aborto se afanaron en desacreditarlo, riendo abiertamente cuando se mencionó el estudio en una conferencia sobre salud materno-infantil auspiciada por la ONU el pasado mes de junio. La OMS discretamente rectificó su información incorrecta en septiembre para ponerla en línea con las cifras de The Lancet, pero de tal modo que sucitó dudas acerca de la objetividad de las investigaciones de la OMS.

El presidente de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), Gamal Serour, efectuó comentarios acerca del estudio sobre mortinatos de The Lancet, y dijo que la planificación familiar y los derechos reproductivos deberían ser la respuesta primordial, ya que el número de nacidos muertos descendió donde disminuyó la fertilidad, principalmente en China.

Por el contrario, los autores del estudio detectan que lo que redujo en dos tercios el número de nacidos muertos en el mundo desarrollado entre 1950 y 1975 fue la «prevención y el tratamiento de infecciones y el mejoramiento de la atención obstétrica».

Los autores subrayan: «Esta reducción aconteció antes de que hubiera una observación y un diagnóstico fetal más compejo y también coincidió con importantes reducciones en la mortalidad materna y neonatal. Sesenta años más tarde, el escaso progreso para reducir estas tres consecuencias del embarazo en países de ingresos bajos no constituye una brecha de conocimiento, sino una brecha de acción».

Lancet series: http://www.thelancet.com/series/stillbirth
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

Nota: las estadísticas que se pretende anular ayudarían a detectar las causas que llevan a esos abortos espontáneos y a establecer políticas de salud pública para evitarlos. Debe quedar claro: los abortistas, no sólo pretenden asesinar a los bebés no deseados por sus padres (pero sí por todos los que los quisiéramos adoptar porque no existen bebés no deseados), sino que mueran también los bebés deseados!!!

Enviado por iesvs.org