Samuel Spiro era un práctico nacido en la isla de Chíos (Grecia) que hasta septiembre de 1810 recorría con carga los ríos argentinos luego de largas timoneadas en su tierra, que no era tierra sino mares que ya había recorrido Ulises.
La primer tarea que la Junta de 1810, por intermedio del miembro Dr. Juan Larrea, encomienda a Spiro es que realice hostigamientos a los barcos que hagan tráfico con Montevideo. El Ingeniero White, asesor de la Junta, le entrega para ello una balandra para ser artillada. Sus escondrijos estarían en el Río Santiago. El bote nro. 2 se llamaría "El Carmen" aunque, por lo verdosa y oculta para el ataque, los españoles la denominarían "La Sapo".
La segunda tarea sería el rescate de una embarcación criolla llamada "La Hiena". Para ello viaja a Carmen de Patagones acompañado por otro griego, Nicolás Jorge. Spiro logra demostrar al almirante Brown la peligrosidad de las pequeñas embarcaciones artilladas, y se convierte en el pionero nacional de las lanchar torpederas y/o rápidas.
La tercer tarea consistió en cargar sobre "El Carmen" las partes a ensamblar en la Ensenada de un submarino armado de espolotes fumígenos. Había sido una propuesta a la Junta hecha por un ingeniero francés. Spiro remontó el Río Santiago y con las maderas ahuecadas de los duros palos blancos y talas hizo pruebas de nuevas bombardas y carriles de retroceso para perfeccionar la artillería de la balandra.
El 10 de marzo de 1814, el almirante Brown preparaba el asalto a Martín García, previo a la toma de Montevideo. Romarote, un capitán español conocedor del Río de la Plata, aprovechó el mayor poder de fuego e impactó 84 veces sobre la "Hércules", el buque de Brown. Cuando la formación lo abandonó a su suerte, "El Carmen" de Spiro avanzó para proteger a su barco insignia. Dirían luego los partes españoles: "invisible y con un endemoniado poder, cuya artillería nos hizo temer por la suerte del barco del capitán Romarote".
El 28 de marzo todo se le complica a la flota de Romarote, que huye desde Martín García al Arroyo de la China, cerca de Fray Bentos. Adelante, la Sumaca "Santísima Trinidad". Luego "La Carmen" con 44 hombres, de los cuales 15 son negros africanos juramentados con Spiro: es preferible morir antes que esclavo. Los barcos españoles se abanicaron sobre la costa. Spiro entró por el popado de la escuadra de Romarote. Para alivianar el barco, la tripulación se arrojó al agua dando la idea de un naufragio. El objetivo era capturar o volar el barco de Romarote.
Pero todo salió mal. El río creció y el viento cambió. La escolta de Romarote retiró a su capitán en un bote a la costa y enfrentó a "La Carmen" convirtiéndola, con Spiro y los 15 negros, en un mar de fuego y sangre. Cuando Romarote llegó a la costa, recibió los restos de madera quemada de su propio barco y de "La Carmen". Cada pedazo traía un mensaje universal dicho en griego, africano y criollo: "sin libertad no vale la pena vivir".
El 4 de noviembre de 1814, doña María Waile, que se había casado con Spiro 8 días antes de su heroica muerte, comenzó a cobrar 8 pesos oro mensuales como viuda de un benemérito de la patria.
La primer tarea que la Junta de 1810, por intermedio del miembro Dr. Juan Larrea, encomienda a Spiro es que realice hostigamientos a los barcos que hagan tráfico con Montevideo. El Ingeniero White, asesor de la Junta, le entrega para ello una balandra para ser artillada. Sus escondrijos estarían en el Río Santiago. El bote nro. 2 se llamaría "El Carmen" aunque, por lo verdosa y oculta para el ataque, los españoles la denominarían "La Sapo".
La segunda tarea sería el rescate de una embarcación criolla llamada "La Hiena". Para ello viaja a Carmen de Patagones acompañado por otro griego, Nicolás Jorge. Spiro logra demostrar al almirante Brown la peligrosidad de las pequeñas embarcaciones artilladas, y se convierte en el pionero nacional de las lanchar torpederas y/o rápidas.
La tercer tarea consistió en cargar sobre "El Carmen" las partes a ensamblar en la Ensenada de un submarino armado de espolotes fumígenos. Había sido una propuesta a la Junta hecha por un ingeniero francés. Spiro remontó el Río Santiago y con las maderas ahuecadas de los duros palos blancos y talas hizo pruebas de nuevas bombardas y carriles de retroceso para perfeccionar la artillería de la balandra.
El 10 de marzo de 1814, el almirante Brown preparaba el asalto a Martín García, previo a la toma de Montevideo. Romarote, un capitán español conocedor del Río de la Plata, aprovechó el mayor poder de fuego e impactó 84 veces sobre la "Hércules", el buque de Brown. Cuando la formación lo abandonó a su suerte, "El Carmen" de Spiro avanzó para proteger a su barco insignia. Dirían luego los partes españoles: "invisible y con un endemoniado poder, cuya artillería nos hizo temer por la suerte del barco del capitán Romarote".
El 28 de marzo todo se le complica a la flota de Romarote, que huye desde Martín García al Arroyo de la China, cerca de Fray Bentos. Adelante, la Sumaca "Santísima Trinidad". Luego "La Carmen" con 44 hombres, de los cuales 15 son negros africanos juramentados con Spiro: es preferible morir antes que esclavo. Los barcos españoles se abanicaron sobre la costa. Spiro entró por el popado de la escuadra de Romarote. Para alivianar el barco, la tripulación se arrojó al agua dando la idea de un naufragio. El objetivo era capturar o volar el barco de Romarote.
Pero todo salió mal. El río creció y el viento cambió. La escolta de Romarote retiró a su capitán en un bote a la costa y enfrentó a "La Carmen" convirtiéndola, con Spiro y los 15 negros, en un mar de fuego y sangre. Cuando Romarote llegó a la costa, recibió los restos de madera quemada de su propio barco y de "La Carmen". Cada pedazo traía un mensaje universal dicho en griego, africano y criollo: "sin libertad no vale la pena vivir".
El 4 de noviembre de 1814, doña María Waile, que se había casado con Spiro 8 días antes de su heroica muerte, comenzó a cobrar 8 pesos oro mensuales como viuda de un benemérito de la patria.