Belgrano, Manuel - Confesiones inéditas
Adaptado de Revista Villa Tranquila nro 29 (17/11/2000)
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El origen de mi apellido se debe a un antepasado mío que era agricultor en Italia. Cierto día, el duque de Saboya pasó por el lugar y, viendo el hermoso cultivo que había logrado, le dijo: "Bel grano il tuo" (bello grano el tuyo). De allí, mi familia pasó a ser "la del bel grano", y luego simplemente "Belgrano".
No me molestó integrar una Junta Revolucionaria pese a haber sido representante de España como Secretario del Consulado hasta ese momento. el Rey de España era entonces prisionero de los franceses. La Revolución de Mayo no se hizo contra el Rey sino a favor de él.
Busqué incentivar el puerto de la Ensenada de Barragán. Entre otras medidas, propuse a quien estableciera una huerta y un monte de árboles útiles en ese puerto se le asignaran cincuenta pesos. Para evitar "avivadas" debía primeramente comprobarse que realmente cultivaba la huerta y realmente había plantado esos árboles. Esa propuesta la hice como Secretario porque, si mal no recuerdo, fue en 1798.
Ese puerto tenía ventajas en cantidad. Por ejemplo, era el mejor refugio contra los temporales y los buques podían amarrarse con cables de diámetro casi ínfimo, más económicos. Además, esa misma tranquilidad de las aguas permitía hacer las refacciones en forma continuada y sin mayores interrupciones por mal tiempo.
No me molestó integrar una Junta Revolucionaria pese a haber sido representante de España como Secretario del Consulado hasta ese momento. el Rey de España era entonces prisionero de los franceses. La Revolución de Mayo no se hizo contra el Rey sino a favor de él.
Busqué incentivar el puerto de la Ensenada de Barragán. Entre otras medidas, propuse a quien estableciera una huerta y un monte de árboles útiles en ese puerto se le asignaran cincuenta pesos. Para evitar "avivadas" debía primeramente comprobarse que realmente cultivaba la huerta y realmente había plantado esos árboles. Esa propuesta la hice como Secretario porque, si mal no recuerdo, fue en 1798.
Ese puerto tenía ventajas en cantidad. Por ejemplo, era el mejor refugio contra los temporales y los buques podían amarrarse con cables de diámetro casi ínfimo, más económicos. Además, esa misma tranquilidad de las aguas permitía hacer las refacciones en forma continuada y sin mayores interrupciones por mal tiempo.