Allá por Mayo del 2001, cuando Ensenada se aprestaba a cumplir sus primeros doscientos años de vida, pedimos al Profesor Rubén Vicente D'Argenio un informe acerca de los orígenes de la que todos llamamos "Escuela Industrial". Por supuesto, atendiendo a nuestra solicitud, y con destino de publicación en nuestro por entonces medio gráfico "Revista Villa Tranquila", supo plasmar no solamente la historia de esa escuela sino empaparla además con un contenido profundamente humano.
El tiempo y la tecnología nos han puesto en condiciones de que ese relato llegue a todos los confines del mundo, para que ex alumnos que transitan lugares cercanos y lejanos puedan hoy asomarse a estas líneas que hablan de su (nuestro) querido "Industrial".
Aquí va.
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En 1999 se cumplieron 50 años de un hecho importante para la ciudad de Ensenada: los jóvenes tuvieron la primera Escuela Secundaria. Ya no les era necesario gastar dinero y tiempo para ir a estudiar a La Plata. Por Decreto 11064/48 firmado por el entonces Presidente de la República Juan D. Perón y refrendado por el Sr. Secretario de Estado en el Departamento de Justicia e Instrucción Pública Oscar Ivanisevich, se creaba en nuestra ciudad la Escuela Industrial de Ensenada, hoy Escuela de Educación Técnica Nº 1, "Santiago de Liniers".
Inicialmente contó con una sola especialidad: Construcciones Navales. Y no fue por casualidad, sino porque ya comenzaba su actividad Astilleros Río Santiago y entonces era importante contar con técnicos en esa materia que contribuyeran a la jerarquización en la construcción de buques. Muchos fueron los que incorporaron a esa fábrica naval y llegaron inclusive a niveles de gerenciamiento.
Pasados dos años, se agregó la especialidad Mecánica.
Recuerdo su comienzo, cuando mi hermano, que había empezado a estudiar en el Industrial de Berisso que funcionaba en el edificio de la actual "Albert Thomas", recibió la visita en casa de un señor con una gran motocicleta que venía a sugerirle a mis padres la conveniencia de su incorporación al Industrial de Ensenada que iniciaba su accionar. Luego supe que era el Profesor Enrique Juan Olivero, flamante Director. Así, de esa forma, logró reunir la cantidad de alumnos necesaria para su puesta en marcha. Entre ellos se contaban los mellizos Asnaghi (Juan y Emilio), "el turco" Ayail, "Chocho" Armanini, "Puchito" Antonini, "el pelado" Barrionuevo, "Pepe" Mac Adden, "el gallego" Marra, Juan "Garufa" Umek, Rodríguez, Lorán, Rafael "Pizza" D'Argenio, Barcos, Blanco, Montenegro, "el tano" Mastrángelo y otros. En total, 24.
Recién se inauguraba el Hospital Horacio Cestino y en la vieja Sala Hospital, en la propiedad de los Campodónico (Rocha esquina Perú) se puso en marcha el emprendimiento.
Junto al "Capitán Corneta" (así lo apodaron al profesor Olivero sus alumnos), un Maestro especialista en Construcciones Navales, Miguel "Mamadera" Piccardi, y otro especialista en Mecánica, Francisco "el Tano" Gabrielli, el profesor de Educación Física Jorge "Pechito" Bischoff, un abogado recién recibido, Amílcar "el Chanchito" Marelli, Sagardía, Altuna, Jorge Bustos, Eduardo "el Flaco" Garro, el doctor Loscalzo, Soldi, "Tilín" Cozzani, Jorge "Dios" De Simone, Carlos "el Gaucho" Gutiérrez, Carlos Tomasone, Ernesto Tomasone, Andrés Costas, Antonio Corominas, Reinaldo Surraco, Blas González, Alejandro De Francesco, el portugués Fernando Gómez Correia, Rubio (el cocinero), Doña Bernarda, Octavio Prenz (mi maestro político), Casanello, Calderari, Omar "el Bocha" Résico, Rafael "el Oso" Blanco, Segundo Raverta, Pablo Litterio, Héctor Di Croce, Quindós, Carlos "Pirulo" Pocai, "Busín" Di Lorenzo, Dolores "Lola" Baigorri, Horacio Pose, Carlos Loesche, Ebohet Pérez, Marta Cozzani, "el Lobito" Cervelló, Dardo "Perita" López, Bauque, "el Cabezón" Crola, el doctor Calzetta, "Tito" "Cachirla" Vázquez, Juan Carlos Rozadilla, Rubén Taylor, Musso, Francisco "Fanchi" Umek (un amigo), Roberto "Cachín" Castellani (otro amigo), Jorge Demarco (otro amigo más), Ghía Roberts Alcorta, Mercedes Duré, Graciela Guidi, Ángel "Chacho" Villasuso, Héctor "Pachorra" Cerutti, Miguel Ocello, Raúl "Quinoto" Seibane, Álvarez Pérez, Jorge Omar Reyes (al que una vez Olivero le puso un 11), Alegre (el hombre de la pipa), "el Gringo" Cosilovo, José Mario "la Chancha" Aguirre, Elordi, Ridi, Edgardo Decicilia, Lorenzo Innaro, Beatriz Fernández, Haydeé Bayona, Oscar Vianna, Villalobo, Pablo y Homero Atanasiú, Cavalito, "Mochila" Boff, Victorio Barrios, Reynaldo Laneri, Roque Domínguez, Eduardo Trachler, García (el ordenanza), María Elena "Negrita" Roselot, Nidia González, Mirta Mora Riveiro, Miguel A. Chagaray, los hermanos Espinosa, Elina Pérez, Urrismendi, Fany Bellone, Finocchi... y sé que al nombrar se comete la injusticia de omitir a muchos, pero...
Viví la escuela desde su nacimiento. Tenía 9 años y, a partir de ahí, estuve vinculado a ella por siempre. Ingreso como alumno y egreso como Técnico Mecánico en 1959. Cumplido el Servicio Militar, me incorporo el 12 de mayo de 1962 como Preceptor, e ininterrumpidamente me desempeñé en distintas funciones por 37 años.
Es rica su historia. Algunas cosas las experimenté directamente; otras me las han contado. No puedo dejar de mencionar el Leyland, un viejo micro de rezago que lo hicieron funcionar trabajando sábados y domingos, y con él realizaron incontables y anecdóticos viajes. También el camión Chevrolet "guerrero" con el que se transportó todo lo que hiciera falta para la escuela.
La construcción de los talleres fue toda una hazaña. Maestros y alumnos sin feriados. Hasta una noche, con los directivos, se robaron los rieles del tranvía que se habían levantado y estaban al costado del camino Rivadavia (salieron hasta en los diarios), y con ellos hicieron las cabriadas del techo del taller de fundición, en cuyo horno se lograron varias coladas de fundición de hierros.
Se construyó también un grumete que lo bautizaron con el nombre de "Loray". Fue botado en el astillero Martinoli de Berisso y trasladado al arroyo Doña Flora al lado del Club Náutico.
Cuando la Escuela Nº 30, hoy Nº 2, estaba construyendo su nuevo edificio en Italia y Almafuerte, sus alumnos vinieron a compartir la nuestra.
En el año 1960 se agregó la especialidad "Química", y con ella se incorporaron, entre otros, los profesores José "Pepe" Delgado, Anglesi, Grumell, Rando, Antonio E. Serra, Antonio Tosi, Abramoff, Roque Domínguez, el vidriero Manuel Martínez, Lupano y Héctor "Coco" Cornachione como preceptor con función de pañolero.
Después sobrevino un momento de crisis, con interventores y nuevos Directores provisionales (Vicente Tartaglini y luego Eduardo Garro), la creación de un organismo interno conformado por todo el personal, el Consejo Coordinador para la Enseñanza Técnica, y su administración estaba a cargo de Carlos Tomasone, Roque García, Antonio E. Serra y Francisco Umek. Comenzó a revertirse la situación hasta llegar, por medio del periodista Scoccia, a la concreción de la donación del nuevo edificio escolar por parte de la Empresa Propulsora Siderúrgica en el año 1967. Recuerdo la presencia del Ing. Agostino Rocca en el patio de la vieja escuela haciendo el anuncio.
En 1969 ya nos estábamos mudando. Al inaugurarse el edificio se enterró un tubo protegido, con datos y elementos del momento.
Las distintas comisiones directivas de la Asociación Cooperadora tuvieron una actuación preponderante para el crecimiento de la escuela, desde su primer Presidente, el padre de los mellizos Asnaghi, hasta Armando D'Elía, pasando por Insinger, Sastre, Fazzari, Almirón, Ferreyra, Delendatti, Deleo, Kennel y Gugnali. Fue a partir de 1969 que, por convenio firmado con la Dirección Nacional de Arquitectura Educacional, se concreta la ampliación del nuevo edificio: su patio cubierto, las aulas y el taller de carpintería y construcciones metálicas.
Ya celebrábamos las Bodas de Plata y festejábamos con un gran despliegue de fervor y alegría. Nuevamente se encontraba a cargo de la Dirección el profesor Olivero, y había tomado gran impulso la Biblioteca con Lidia Umek y luego con Graciela Haramboure. También se había creado el Gabinete de Sicología que era atendido por la sicóloga Ana María Onofri. Fue otro de los logros de esta escuela donde, además, un grupo de alumnos guiados por el profesor Prenz escribió y editó un libro.
Cuando el profesor Olivero se jubila lo sucede el profesor Seibane. En su gestión y por su iniciativa se creó la especialidad Computación, siendo una de las primeras escuelas del país en contar con ella.
Muchos egresados se incorporaron a la escuela como docentes y sigueron enseñando lo que había aprendido como maestros. Nombrarlos a todos sería muy extenso y, además, no me perdonaría omitir algunos, aunque, en realidad, no me olvidé de nadie.
Fue gran parte de mi vida y tuve la fortuna de disfrutarla. Y fue también una cuarta parte de la vida oficial de nuestra ciudad que cumple su Bicentenario.
Rubén Vicente D'Argenio
Mayo de 2001