¿Dónde estamos?

Argentina está situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires

PAPA FRANCISCO

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Los Querandíes y el Hotel

En las comunidades de nuestro país, el sentimiento religioso se mezcla con lo mágico. El originario cree en varios dioses y tiene un respeto especial por los hombres, la tierra, los animales y las plantas (Xumoc “el sol”, che “la luna”, hokot “el lucero” y las estrellas por extensión).

Los querandíes pertenecen a los hombres del llano, descendientes de los guaraníes, y éstos a su vez, de los guayaquyes, usaban la lengua o idioma quiranquica, se ha visto a los mismos, sarandi, guatani, guazanambi, cueraedi, cherandi, guirapa, caranday, este “vocablo guaraní” que define a la palma -hombres que vivían en los palmares- ya que sus arcos eran de tallos de palma, asimismo su cacique era alto y enhiesto, como palma.

Altos, de tez morena y buenos corredores, vestían abrigos de cuero similar al quillango. La mujeres además, una falda que cubría su cuerpo hasta las rodillas.

A la llegada de los conquistadores a la que hoy es Buenos Aires, practicaban la caza con arco y flecha y boleadoras, la recolección de frutos, raíces y la pesca. Dentro de su dieta se hallaban distintas especies autóctonas, como codornices, ñandúes, venados, perdices y guanacos. Cuando las langostas arrasaban los campos pampeanos, los originarios prendían fuego los pastizales, cocinando de esta manera al voraz insecto que luego recolectaban para molerlo y finalmente consumirlo en forma de pasta.

Con el pescado también elaboraban una especie de harina, luego de aprovechar las partes más carnosas. Sus viviendas eran paravientos de cuero de venado pampeano o coipo (o falsa nutria), sencillas y al acampar siempre cerca de los cursos de agua y lagunas de la zona, complementaban con ramas y follajes del lugar. Por tal motivo el espacio dedicado a la pileta denominado I-Berá (“agua brillante o espejo de agua”) presenta en su ambientación vegetación que recrea una laguna natural, reparo para los nativos y descanso para los pasajeros en la actualidad.

Entre los originarios de estas tierras, prevalecía el concepto de valoración espiritual. Creían en dioses, divinidades, magos, machis y otros seres protectores entre ellos, el dios Soychu, aunque propiamente este se definiría de la cultura Puelche (Puel “este” + Che “gente” = gente del este). Existía un sacerdote denominado Amauta, intermediario entre las inquietudes y pedidos del pueblo y el dios que reotorgaba a él todo el saber y el poder para transmitirlo a su gente. Basándonos en la transmisión de conocimientos y en las reuniones que se celebrarán en la Sala de Reuniones y Convenciones, es que decidimos nombrarla Amauta.


Con la llegada de los españoles adoptaron el caballo que trajo, como consecuencia, un nuevo modo de vida. Si bien siguieron siendo nómadas establecieron contactos con otros originarios, con los que a través del trueque de cueros, botas de potro o animales, obtenían vestimentas, bebidas alcohólicas y cuchillos.

Uno de los primeros acercamientos con estos pueblos lo tuvo Sebastián Gaboto, en 1527 quien trabó con ellos una relación pacifica. No ocurrió lo mismo con las posteriores expediciones de la misma gente de Gaboto.

Con la llegada de Juan de Garay en la llamada "segunda y definitiva fundación de Buenos Aires”, se alcanzó el mayor grado de violencia a manos del conquistador, muriendo ciento de miles de seres humanos. Algunos autores tratan de suavizar el triste final de esta nación, mencionando la posibilidad que se mezclaran con otros pueblos originarios.

Desde fines de siglo XIX se han encontrado yacimientos arqueológicos con elementos de la industria Querandí: puntas de proyectiles de cuarzo que dan indicio de intercambio con otros pueblos de la zona donde existía este material, huesos de rea (especie parecida al ñandú), restos de cerámica negra y roja en Flores, Barracas del Sur, Puente Chico, Río de La Matanza, Río de las Conchas (Reconquista) , Quilmes, Arroyo El Gato, La Plata, Ensenada, Berisso, Moreno y grandes paraderos en Chascomús, Lobos, Punta Indio, San Miguel del Monte, Río Lujan; llegando hasta Lavalle y San Clemente, amen de otros lugares.

Actualmente, unos de los principales representantes de estos pueblos originarios es el cuyano, y por adopción ensenadense, Wayra Intiwatana, Cacique Huarpe, que ya hace varios años, y junto a otros originarios, está luchando por sus derechos y en defensa de sus raíces. Es por esto que se decide conmemorar al Wayra en la sala cultural-internet como símbolo de la actualidad de los pueblos originarios.

Con justa razón y convencimientos, hemos querido rendir tributo a estos primeros seres humanos que habitaron estas tierras llamando a nuestro hotel “Querandí”.