Los alumnos del colegio Ecos, los padres de los chicos que fallecieron y otras personas interesadas en encontrar la libertad nos reunimos frente a Tribunales para insistir con el pedido de justicia limpia y clara. Hace una semana varios medios se hicieron eco de la actitud irreverente de una jueza que absolvió al chofer que conducía el micro donde murieron nueve pibes y una docente que volvían de una escuelita del Chaco, donde habían viajado para cumplir una tarea social. Con su fallo, la jueza dejó libre a un personaje que no tenía las aptitudes necesarias para manejar un micro y que, de alguna manera, tuvo una responsabilidad compartida sobre lo que ocurrió: la muerte de muchos inocentes que no merecían un final así.
En el transcurso del juicio quedó claro que este personaje, como mínimo, no debería manejar nunca más. Pero esto no sucede. No sólo mantuvo su licencia al día sino que, hoy por hoy, puede conducir un remise, replicando la posibilidad de poner en riesgo la vida de otras personas. Este tipo de cosas provocan la desazón y la bronca de la impotencia. Después de tanto sufrimiento, parece increíble que aún estemos aquí. Pidiendo justicia.
En este caso, la justicia podría haberse expresado de distintos modos. Algunos padres dejaron en claro que su intención era que, por lo menos, este personaje no volviera a manejar. El reclamo es sensato: este tipo actuó para salvar su propia vida y no la del conjunto. Un profesional que está a cargo de una tripulación debe defender la vida de todos, en todo momento. Como lo haría un capitán de avión o el capitán de un barco, que privilegian la vida de sus pasajeros incluso por encima de la suya. Esa era su obligación, su deber, su responsabilidad. Y no la cumplió.
La Justicia dijo que no encontró pruebas de que el tipo haya violado su deber de cuidar a esos chicos. Fue como admitir que no encontró pruebas de lo evidente. Pero eso no fue todo. Con la absolución se dejó sin efecto todos los juicios que están conectados en la cadena de responsabilidades. No es un problema menor: entre los beneficiados por la impunidad están las aseguradoras y la empresa. Por eso, ante esta situación evasiva de la Justicia, nosotros decimos lo que corresponde: que este personaje no puede andar por la vida como quiere.
Publicado por Frente Transversal Nacional y Popular (frentetnyp@gmail.com)
*Aspectos positivos de un País dotado de enormes recursos humanos y materiales para conocer y disfrutar, ¡Argentina te espera!
¿Dónde estamos?
Argentina está situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires