Por cuarta vez en su historia
Estudiantes campeón de la Copa Libertadores
Estudiantes campeón de la Copa Libertadores
¿Qué podemos agregar en estos momentos?
Creo que nadie imaginó nunca, ni en sus sueños más afiebrados, la repercursión de este nuevo logro del modesto equipo pincharratas. Hace casi 40 años el festejo había sido espectacular en la ciudad pero en esta oportunidad superó todo lo previsto.
El país se conmovió por la hazaña porque la ocasión lo justificaba. Todos queríamos que ganara en Belo Horizonte pero la mano venía difícil. Muchos hinchas ya estaban felices con haber llegado a la final cuando los otros equipos argentinos "grandes" habían quedado fuera.
En casa, ahora a 2.000 kilómetros de Plaza Moreno, Olga miraba la tele como si no pudiera creer que no solamente La Plata sino todo el país estuviera saltando, festejando, aplaudiendo, cantando,...
En cuanto terminó el partido comenzaron a llovernos mensajes de texto. Marina, nuestra hija, fanática del equipo, volcaba desde tan lejos una emoción y una alegría que nos hizo sentirla muy cerca. Mónica, una querida amiga "cuerva" de Buenos Aires, también envió sus felicitaciones. Y así familiares, amigos y conocidos se comenzaron a sumar desde los puntos más diversos.
Es que Estudiantes de La Plata tiene algo que no se ve con frecuencia. A pesar de sus muchos logros alcanzados en tantos años de historia deportiva, es un club de barrio. Porque tiene que ver con nuestras historias personales, con nuestra vida cotidiana. Pero ahora el barrio ha crecido mucho. Sus límites se han borrado y los hinchas del club cubren puntos insólitos del planeta.
Es el club de la familia "pincha", una familia diseminada por todo el mundo. Y el festejo repercutió mucho más de lo imaginable.
Aquí, en Esquel, en plena Patagonia argentina, Estudiantes tiene cientos de fanáticos. Porque muchos de aquí han estudiado en La Plata y retornaron con el rojo y el blanco en las venas. Así que eso también nos hizo sentir cercanos a nuestro pago ensenadense, a nuestros afectos berissenses, a esa Plaza Moreno que vibraba como nunca recordamos haberla visto.
Y recordábamos cuando Horacio, nuestro hijo, entró más que emocionado porque el propio Verón, el ídolo, había detenido su 4x4 frente a casa para preguntarle dónde quedaba la clínica en la que habían internado a un compañero de equipo. Ni ver un ángel le habría producido un efecto así.
También yo recordé los tiempos en que Pachamé noviaba con una amiga mía y así participé más de una vez de charlas inolvidables con él (y le quedé debiendo 5 litros de kerosene que nunca pude pagarle porque no lo vi más).
Este logro de Estudiantes nos revolvió más imágenes que las que creíamos. Olga es fanática como toda su familia. Su mamá salió a la puerta de "La Consecuencia" (sí, la gomería de Ensenada) para hacer sonar con todo su entusiasmo un cencerro histórico que guarda en su casa. Los hermanos de Olga seguramente lloraban de emoción mientras compartían con ella la alegría a través de los SMS.
No soy de Estudiantes. Soy de Racing. Pero anoche festejé con Olga y con todas las miles de familias pincharratas una verdadera hazaña. Compartí la alegría que ese triunfo histórico dio seguramente a más de medio país.
Porque en estos momentos, "la mitad más uno" es del León. Al menos hasta el próximo campeonato. Y luego volverá a serlo cuando se dispute la Copa Mundial de Clubes.
¡Felicitaciones, "pinchas"! Y gracias por la alegría.
Foto: LaNueva.com
Daniel