¿Dónde estamos?

Argentina está situada en el Cono Sur de Sudamérica, limita al norte con Bolivia, Paraguay y Brasil; al este con Brasil, Uruguay y el océano Atlántico; al sur con Chile y el océano Atlántico, y al oeste con Chile. El país ocupa la mayor parte de la porción meridional del continente sudamericano y tiene una forma aproximadamente triangular, con la base en el norte y el vértice en cabo Vírgenes, el punto suroriental más extremo del continente sudamericano. De norte a sur, Argentina tiene una longitud aproximada de 3.300 km, con una anchura máxima de unos 1.385 kilómetros.
Argentina engloba parte del territorio de Tierra del Fuego, que comprende la mitad oriental de la Isla Grande y una serie de islas adyacentes situadas al este, entre ellas la isla de los Estados. El país tiene una superficie de 2.780.400 km² contando las islas Malvinas, otras islas dispersas por el Atlántico sur y una parte de la Antártida. La costa argentina tiene 4.989 km de longitud. La capital y mayor ciudad es Buenos Aires

PAPA FRANCISCO

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Es tiempo de imitar buenas iniciativas



El cambio global tendría a Ensenada

como una de sus víctimas más afectadas.



En Mar del Plata piden que se promocione la conciencia ambiental en las escuelas. La concejal Thedy Balbuena elevó un proyecto con el fin de que el Departamento Ejecutivo arbitre los medios que correspondan, para que en todos los establecimientos educativos, tanto en los niveles primario y secundario, se promocione la conciencia ambiental y se fomente el conocimiento del riesgo que supone el cambio climático, como su prevención, repercusión y posibilidad de adaptación y atenuación.

Entre los fundamentos expuso que “la humanidad está afectando el desenvolvimiento de los procesos climáticos y, por consiguiente, el equilibrio natural del sistema climático, pues perturba, sin interrupción y a escalas regional y mundial, la composición de la atmósfera de la Tierra y las propiedades de la superficie terrestre”.

Indica que esto sería de mucha importancia teniendo en cuenta que el pasado Día Internacional del Medio Ambiente, un grupo de especialistas y funcionarios de la Secretaría bonaerense de Política Ambiental, pronosticaron que “Mar del Plata será víctima del cambio climático en los próximos 70 años y sufrirá graves consecuencias como inundaciones y la erosión de los suelos por copiosas lluvias”. Y destaca que también resultarán afectados Chascomús, Ensenada, General Lavalle, La Plata, Mar Chiquita y Pinamar.

Para llegar a este proyecto se consideraron varios puntos. Entre ellos, que “los científicos distinguen en la Tierra la atmósfera, que es la capa que rodea al planeta, la hidrosfera, que es toda el agua del planeta, la geosfera formada por rocas y minerales, la biosfera que es el lugar donde habitan todos los seres vivos y las distintas partes de la tierra que no están aisladas sino que se relacionan entre sí, de modo que se modifican mutuamente”.

Además, que “existe vida en la Tierra porque está recubierta por la atmósfera (su capa tiene un espesor aproximadamente de 1000 km.) y los gases que la forman no se escapan al espacio por la fuerza de la gravedad que los empujan hacia la Tierra. Protege a nuestro planeta y seres vivos de la radiación solar, de los cambios bruscos de temperatura de la caída de meteoritos y proporciona oxígeno para respirar”.

También se destaca que la contaminación a cualquier modificación física o química del agua, del suelo o del aire “representa peligro para los seres vivos” y que el efecto invernadero se produce cuando el sol calienta la superficie terrestre y la atmósfera retiene parte de ese calor, impidiendo que éste se disipe al espacio exterior y que la tierra se enfríe excesivamente sin embargo, el aumento de ciertos gases, como el dióxido de carbono, incrementa la cantidad de calor que retiene la atmósfera. Como consecuencia de ello, la temperatura del planeta tiende a aumentar.

“Se prevé que, si continúa la emisión de gases que aumenten el efecto invernadero, parte de los hielos de los polos podrían derretirse, se elevaría el nivel de los océanos y se inundarían muchas ciudades costeras”, indica otro de los considerando. Por otra parte sostiene que “la destrucción de los bosques favorece la aparición de desiertos y la disminución de dióxido de carbono en la atmósfera, con el consiguiente aumento de temperatura”.

¿No es tiempo de crear conciencia en cada lugar de manera de exigir la modificación de comportamientos para intentar reducir en algo la tragedia que se viene? Si Ensenada sería uno de los puntos más afectados, ¿esperaremos tener el agua al cuello para asumir una realidad ya aceptada por casi todo el mundo?
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Basado en un trabajo de Celeste Vergara publicado en http://www.0223.com.ar/