Momentos previos.
Después de la batalla del “Sauce”, el ejército aliado quedó inactivo y desmoralizado por una campaña larga y llena de sorpresas, en que las victorias resultaban desastres, y el enemigo, aniquilado hoy, reaparecía mañana con mayor ímpetu. Hacía cuatro meses que habían invadido territorio paraguayo, y aun continuaban entre los brazos del Bellaco sin poder dar un paso adelante, -según Mitre- “por la falta de medios de movilidad”
Ante esa situación, el jefe de la escuadra brasileña, Almirante Tamandaré, propuso a su pariente Porto Alegre a proseguir las operaciones con tropas brasileñas exclusivamente, siguiendo la ribera del Paraná, apoyado por la escuadra.
En la junta de guerra reunida en Tuyutí el 18 de agosto de 1866, Mitre tuvo que avenirse a la decisión de los brasileños. Se resolvió que Porto Alegre, con una fuerte columna apoyada por Tamandaré y por la artillería, tomaría Curuzú y Curupayty. Como siemre, el soberbio Tamandaré prometia como en otras ocaciones -sin cumplirlo- : "...en duas horas eu descangalharei tudo iso" .
Mitre, que veía de esa forma menoscabada su autoridad, y privado del mérito de la próxima victoria, tomó “la pluma gloriosa”, y ese mismo día le dirige una nota a Porto Alegre donde le manifestaba que iba a “munirlo de todos los conocimientos y demás que en tales casos son de regla”.
Según Juan E.O´Leary, “los conocimientos y demás” se redujeron a una serie de indicaciones pueriles que no serían aceptadas por el orgulloso brasileño. Entre otras cosa le decía que habiéndose establecido que “bastaban 5 o 6 mil hombres para efectuar la operación proyectada”, y que “siendo una operación combinada de duración limitada”, obrase "de acuerdo y bajo las órdenes de Tamandaré”...
Porto Alegre le contestó con altivez que el Almirante había opinado en la junta que el número “no debía bajar de 7.000 hombres” y que por lo tanto marcharía con 8.391. Con respecto a actuar bajo las órdenes de Tamandaré, se negó, por cuanto “la antigüedad de su patente le impedía ocupar semejante posición”.
Alarmado Mitre por la actitud de Porto Alegre, convoca a una junta para aclarar la posición. Nadie le negó a Mitre la jefatura otorgada en el Tratado de la Triple Alianza, con lo que quedó satisfecho...y nada cambió.
El 1° de setiembre se embarcan 8.345 hombres de las tres armas y a las 9,45 fondean en la desembocadura de la "Laguna Piris". A las once comienza el bombardeo de la escuadra sobre Curuzú y Curupayty sin cauzar mayor daño, contestada por los paraguayos, con inferior armamento.
Curuzú estaba a media legua de Curupayty, con defensas que se extendían desde la barranca hasta una laguna próxima, y 13 cañones de distinto calibre. Contaba con 2.500 hombres.
Las acciones
El 3 de septiembre, después de un bombardeo, los brasileños en tres columnas inician el asalto. Intentan forzar inútilmente la trinchera pero son rechazados varias veces con grandes pérdidas, hasta que se percatan que la laguna era vadeable.
Atacados por retaguardia los paraguayos se defendieron con bravura en su posición, con arma blanca. Para ver lo que fue aquel heroico entrevero, reproducimos lo narrado por Thompson: “Un soldado paraguayo y otro brasilero, se arrojaron uno sobre el otro, tan ferozmente, que se traspasaron simultáneamente con sus bayonetas”.
Los brasileños se quedaron con la victoria. Según el Coronel Centurión los paraguayos tuvieron 700 muertos y 1.500 heridos; según Río Branco, los brasileños tuvieron 900 hombres fuera de combate.
Cuando el Mariscal López se enteró que el enemigo había forzado esa posición fortificada, llamó apresuradamente al entonces Capitán Bernardino Caballero, ordenándole que fuese de inmediato con su regimiento a Curupayty para tratar de detener el avance del vencedor.
Sucumba, si es preciso
“Sucumba si es preciso” -le dijo López, según refirió más tarde el ya glorioso general-, “pero no dé un paso atrás, que en seguida le alcanzará el General Díaz con la infantería, para darle protección”.
Caballero llegó al punto indicado cuando aparecían las primeras partidas de derrotados, perseguidos por la caballería brasileña, pero la sola presencia del regimiento los hizo retroceder, desistiendo de la toma de Curupayty, tal cual había sido convenido.
Momentos más tarde estaba el General Díaz, al frente de algunos batallones, organizando la resistencia. Luego el propio Díaz se encargaría de construir las defensas de trincheras y abatíes, que resultarían inexpugnables para los aliados, en lo que sería “el desastre de Curupayty”.
Fuentes:
- Castagnino L. Guerra del Paraguay. La Tripe Alianza contra los paises del Plata
- García Mellid, Atilio. Proseso a los falsificadores de la Guerra del Paraguay.
- O´Leary, Juan E. Historia de la Guerra de la Triple Alianza. Carlos Schauman Editor. Asunción.1992
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