Elección y proscripción.
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Otro punto de vista sobre los años de Frondizi
Por Lorenzo Pepe (*), especial para Agencia NOVA.
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Arturo Frondizi, presidente de la Argentina entre 1958 y 1962.
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Con motivo de cumplirse un nuevo aniversario de la elección nacional que, con el peronismo proscripto, llevó a Arturo Frondizi a la presidencia de la Nación, el diario Clarín se ha ocupado a recordarlo especialmente, tanto con un fascículo dedicado como con una nota de Carlos Zaffore y me parece oportuno aportar otro punto de vista acerca de esos años.
Como todos sabemos, la escisión provocada en la Unión Cívica Radical que dio origen a la Unión Cívica Radical Intransigente, dividió las fuerzas del partido original lo que llevó a Arturo Frondizi a necesitar un acuerdo con las fuerzas mayoritarias del país: el peronismo, como único modo de ganar las elecciones que iban a llevarse a cabo el 23 de febrero de 1958.
Para ello, el 3 de enero de 1958 se realizó una entrevista entre Juan Domingo Perón y Rogelio Frigerio que desembocó en un pacto en el que Frondizi se comprometía a restablecer las conquistas sociales, económicas y políticas que la "Libertadora" había cercenado; a revocar las medidas de persecución a los peronistas, cesar las interdicciones, devolver las propiedades, eliminar las proscripciones a los sindicalistas, normalizar los sindicatos, reintegrar la legalidad al Partido Peronista y otras, que debían implementarse en un plazo de 90 días.
Así, con el apoyo del peronismo proscripto, Arturo Frondizi llegó a la Presidencia de la Nación.
Bajo el lema de "integración y desarrollo", relegó el costo social a un segundo plano y la vida de los trabajadores se hizo cada vez más difícil.
La política petrolera de contratos con compañías extranjeras que violaba el Artículo 67 de la Constitución Nacional, dejaba en el olvido las 500 páginas de su libro política y petróleo que poco antes había sido bandera de batalla. La huelga del SUPE (Sindicato del Petróleo) era inevitable ya que no sólo defendían sus fuentes de trabajo sino el patrimonio de la Nación. Lo mismo sucedió con un hecho ya histórico: la toma del frigorífico Lisandro de la Torre que iba a ser privatizado, vendido a la CAP.
El avance de fuerzas de Ejército y Policía sobre los obreros desarmados, la declaración de "zona militar" de Berisso, Ensenada y La Plata, las luchas en las calles del barrio de Mataderos que terminaron con la cesantía de 5.200 obreros de la carne, aún hoy son recordados.
En el orden personal, no puedo olvidar el Decreto 4061 que suprimía 4 mil kilómetros de vías férreas, cerraba ramales y propugnaba la privatización de los servicios, lo que llevó a los ferroviarios a una huelga de 48 horas que el Presidente respondió con cesantías y cierre de talleres. Como consecuencia de la intransigencia gubernamental, 200 mil ferroviarios fuimos al paro por tiempo indeterminado que terminaron con 54 mil trabajadores desplazados de sus cargos.
En esa ocasión, nos aplicaron, a mí y a muchos otros compañeros ferroviarios, metalúrgicos y bancarios el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) que le daba a los sectores militares jurisdicción sobre los detenidos. Así los establecimientos del Ejército se convirtieron en cárceles para obreros que reclamaban por los salarios congelados y la entrega de las fuentes de trabajo y, como siempre, para los peronistas que apoyaban a los más desprotegidos. En mi caso, me siento honrado de haber entregado mi libertad por seis meses a esas luchas, en esa oportunidad.
También en tren de recordar, me acuerdo de las elecciones del 18 de marzo de 1962 que le dieron el triunfo a los candidatos peronistas en 10 de los 14 distritos en los que se realizaban. La inmensa alegría de la candidatura del compañero Andrés Framini fue efímera porque el gobierno de Frondizi no puso reparo en intervenir las provincias en las que habían ganado candidatos peronistas.
La violación del acuerdo firmado con Perón, la intervención de los sindicatos, la aplicación del Plan Conintes y la anulación de las elecciones no lograron que Frondizi se mantuviera en el gobierno que, a pesar de tantas entregas, no logró sostenerse.
Siempre es bueno, para escribir la historia nacional, tener otros puntos de vista.
(*) Diputado de la Nación (MC)
Secretario General Ad-Honorem del Instituto Nacional Juan Domingo Perón