Hoy es 24 de Marzo de 2008. Por disposición oficial, este día está destinado a recordar el comienzo de una de las más difíciles etapas por las que atravesó la República Argentina en toda su historia. Seguramente la más compleja y desgraciada etapa.
El miércoles 24 de Marzo de 1976 los militares de las tres armas destituyeron a un gobierno tambaleante pero elegido por el pueblo y encararon "una misión que debía recomponer el país, amenazado por peligros provenientes de su interior y de su exterior". Al menos eso dijeron y seguramente en eso muchos golpistas, militares y civiles, creyeron con sinceridad.
Decididos a cumplir esa misión autoimpuesta, comenzaron un proceso de aniquilación de grupos "subversivos" que venían realizando acciones de tipo "guerrillero" que conmocionaban al país. Y para eso descartaron los recursos que las leyes habían dispuesto para situaciones así, remplazándolos por decretos especiales que posibilitaban el uso de todas las formas de represión que un poder central tuviera a su disposición. Para el enemigo, a partir de ese momento, ningún derecho.
Estamos a 32 años de ese día inolvidable. Muchos que vivimos los tiempos que siguieron a ese día, hayamos sido o no actores directos de los sucesos que han ido transcurriendo, sentimos que el 24 de Marzo de 1976 cambió nuestro destino.
De uno y otro lado de la guerra que nos asoló desde dentro, han ido surgiendo historias, recuerdos, explicaciones, críticas, análisis, juicios, premios y castigos. Es bueno que así sea y que siga siendo. Porque ese pasado tan cercano aún para los que lo vivimos, es la Historia Argentina que están aprendiendo nuestros hijos y nietos, para quienes parece tan lejana e impersonal como la Revolución de Mayo de 1810. Salvo que sus padres o abuelos se hayan contado entre las víctimas.
Juanito Ramírez Gronda nos acaba de enviar este mail que su Taller Urbano en radio recibió de Juan Carlos Nocelli.
Es una historia más, relatada por su protagonista. Pero se ha integrado a esta memoria nacional y, tras sufrir las consecuencias positivas y negativas que el tiempo produce en toda historia, sumará a la búsqueda de la verdad que está en manos de los investigadores del pasado.
Cientos o miles de estos relatos personales constituirán la base documental de su labor. Si vos tenés una historia para contar, no dejes de enviarla. Porque aunque nos duela cada recuerdo, es necesario conocerlo para que un pasado tan costoso nos permita aprender mejor el camino hacia un futuro mejor.
OyD
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juan carlos nocelli
Asunto: Miércoles 24 de Marzo de 1976
Fecha: Mon, 24 Mar 2008 03:12:22 +0000
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Estimados compañeros y amigos en general:
A poco de iniciarse la fecha del 24/III/08 y recordarse el 24/III/76, con feriado inclusive y actos diversos de recordación y repudio, creo necesario, como protagonista inesperado de aquella fecha, compartir los recuerdos y contribuir humildemente a la llamada memoria colectiva.
En efecto, desde el 10/I/76, yo hacía mi 'colimba' en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.
Por entonces el Servicio Militar era obligatorio, y en 1972, al cumplir 20 años, debí pedir prórroga en mi distrito militar, Junin.
Tras renovarla 3 años y habiendo dado mi última materia de Medicina el 18/XII/1975, debí presentarme en Junin y se me destinó, tras diversos trámites, a Campo de Mayo como AOR Art. 17 (Ley de Prórroga, cuyo número no recuerdo, si es que alguna vez lo supe) (AOR significa 'aspirante a oficial de reserva' que era el requisito para el otorgamiento de la prórroga, para ejercer en la profesión que se tenía; en especial se privilegiaba a médicos, ingenieros y veterinarios para la logística de las fuerzas armadas).
La llamada instrucción militar era en Infantería la normal:
Levantarse muy temprano, correr 6 km, ducha, formación a las 7 con la clásica marcha 'Aurora' y luego, toda la mañana, 'orden cerrado', que es desfilar en pelotón una y otra vez hasta marcar bien el paso, saludar, lo que los oficiales mismos decían: Dejar colgada la propia personalidad a la entrada del cuartel y, en todo caso, recuperarla al salir.
Por la tarde, prácticas de tiro y combate, arrastrándose km entre yuyos y cardos.
Al anochecer, la visita de un cura con un sermón, a veces, y, muy temprano, al 'sobre'.
De la comida mejor ni hablar: Sana, pero para monjes budistas.
Ya se respiraba un ambiente duro, represivo, del cual se habla ahora por Malvinas:
Recuerdo muy bien soldados en falta al cepo en la guardia.
Esto es, estaqueados en el piso por uno o dos días.
De día, por el sol (Era Enero y febrero de 1976) los cubríamos con mantas, para protegerlos.
El Lunes 22 de Marzo fue especial: A la noche, dos de la madrugada aprox., se nos cargó en camiones con equipo completo y dimos vueltas por Capital para retornar al cuartel. Fue todo un ensayo.
El Miércoles 24 de Marzo, también a las 2, se nos ordenó equiparnos bien, prepararnos para 'una larga salida', unos oficiales jóvenes (tenientes, tenientes primeros) daban arengas (Que la subversión, que los 'obispos rojos', etc, etc).
Ya era distinto al Lunes: La cosa iba en serio y el Golpe, además de anunciado, se había ensayado...
Los vehículos tenían un logo pintado sobre jeeps y camiones, un triángulo blanco, en el capot.
Yo iba en un camión, tapado con lona verde, parado, sobre la baranda.
Aprendí a dormir parado, que mucho no me cuesta.
Me habían provisto una ametralladora PAM antigua que era obligación tener reluciente.
Era enorme.
Me inspiraba un gran temor y desconfianza, porque al ser tan vieja era posible que se disparara sola, por desgaste de los seguros.
La llevaba siempre hacia arriba, con el caño bien alto, por si eso ocurría.
Pero de últimas no sé para qué la tenía; creo que era una formalidad, pero una formalidad peligrosa: Todo soldado no podía no tener armamento, aunque luego se lo pasara atendiendo soldaditos enfermos.
Aparecimos en Olivos, frente a la quinta presidencial.
Me tocó hacer guardia de 6 a 12, en el Círculo Militar de Olivos, frente a la quinta.
Abría una y otra vez la puerta, cuando llegaban autos con oficiales.
Por la avenida que separa la quinta presidencial del círculo militar pasaban autos que tocaban bocina, saludando y festejando.
Muchos nos regalaban pizzas, tortas y gaseosas.
El ambiente era festivo.
En Olivos estuvimos tres semanas.
Luego Villa Martelli, Caballería, muchos tanques, tres días.
En la General Paz, frente al cuartel, había un autocine, pasaban 'Contacto en Francia II' y los soldados se peleaban por hacer guardia en un puesto donde se veía la película o ratonearse con las parejas en los autos.
Allí ocurrieron dos cosas:
Primero, la PAM antigua se disparó sola, como prevía.
La tenía apuntada al cielo y no pasó nada, solo vuelo de pájaros y un cartel alto agujereado.
El 'zumbo' que tenía al lado, de la Sargento Cabral ('zumbo' se le decía a los suboficiales, esto es, cabos, sargentos y principales) de morocho pasó a tener todos los colores del arco iris.
Me ligué un 'baile' (Salto de rana, etc) (Me llegaron a decir 'Nureyev' por semejante baile, como si yo fuera responsable de los seguros gastados de la vieja PAM) y calabozo, que luego quedó sin efecto al ser trasladado a Infantería otra vez (Traslado raro, entre oficiales adustos y silenciosos).
Segundo, conocí al 'zumbo' (sargento) que luego, por la infidencia, que parecía quemarle la cabeza, ya en Julio de 1976, a fines, me mostraría los cuerpos de Santucho y Urteaga, en la morgue del Hospital Militar de Campo de Mayo.
El hombre entró en confianza al mencionarle ser ex-alumno del Dr Jorge Efrain Salvioli, con el cual él y su mujer se atendían en La Plata.
No recuerdo su nombre, si es que alguna vez lo supe bien.
Morocho, rasgos mestizos, pelo corto, sargento, cortes.
Tal vez pudo estar en el operativo con el capitán Juan Carlos Leonetti, éste fallecido en el enfrentamiento, donde también murieron Urteaga y Santucho, que también fue en Villa Martelli, en el departamento de Domingo Mena.
(Recomiendo leer la nota de Página 12 del 6 de Octubre de 1998, página 6, del reportaje que la periodista Adriana Meyer le hace a Facundo Urteaga, hermano del fallecido y preso cinco años de la dictadura; hay otras, también de Clarín, pero esa me parece la mejor. Allí aparezco yo, reconocido por Facundo, aunque no mencionado porque el Juez Federal de San Martín, Alfredo Bustos, dispuso que fuera testigo de identidad protegida).
Puedo contar mil anécdotas mas.
Lo esencial: Me tocó finalmente Artillería de Campo de Mayo, donde permanecí 12 meses.
Allí atendía soldados enfermos, que una vez a la semana llevaba al Hospital Militar de Campo de Mayo.
Que este va a Rayos, este a psiquiatría, a traumatología, etc.
Una de esas mañanas, Julio de 1976, es cuando el sargento conocido en Villa Martelli, estando con mi amigo y compañero del mismo pueblo, el soldado Roberto Barletta, de Fco Madero, partido de Pehuajó, que estaba internado ya casi de alta, me hizo pasar a un sitio desconocido que en definitiva era la morgue del hospital, empezó a abrir heladeras empotradas en la pared y a mostrarme cadáveres.
Santucho estaba a mi derecha, abajo, y Urteaga a mi izquierda, en el tercer estante desde abajo.
Yo no sabía quién era Urteaga, creo que él tampoco.
Sí que era alguien de 30 años, de piel blanca, pelo castaño claro, barba incipiente algo rojiza.
En cambio Santucho, de 40-41 años, era lampiño, mestizo, de pómulos algo salientes, pelo negro, entradas.
Cuando salí de allí, espantado, le conté a mi amigo Barlettaque - está en la causa mencionado.
También está en la causa mi novia de entonces, Graciela Maggio.
En la Escuela de Artillería 'Tte Gral Eduardo Lonardi' también recuerdo al sargento enfermero Servat cuando venía a la enfermería a buscar apomorfina.
Averigüé y supe que era para dársela a los detenidos que tomaban cianuro, para impedir su muerte y así sacarles información mediante tortura.
Recuerdo dos cadáveres en los fondos de Artillería, en unas instalaciones poco usadas:
Una chica de 20-23 años, a la que le faltaba medio rostro por un disparo de Itaka a corta distancia. Cuando Estela de Carlotto dijo en una revista Viva de Clarín de que a su hija le dispararon con Itaka a la cara, me reuní con Raúl Barbiero, dirigente de mi partido en La Plata, el MST, pero las fechas no coincidían.
Y también a un muchacho de 25 años, moreno, con bigotitos, su pareja aparentemente, todo acribillado con muchos agujeros de bala.
La escena era patética: Los soldados miraban una foto de la chica en la playa, sonriente, en bikini.
Había libros tirados alrededor, recuerdo uno de Rabelais.
Los jefes del 'grupo especial' en Artillería eran el mayor Coronel (Julio Cesar Coronel, alias 'maco', por lo de 'mayor coronel'; según Marcelo Parrilli uno de los asesinos de Rodolfo Walsh en un grupo mixto ESMA- Campo de Mayo; salió nota en los diarios. Tiene pedido de extradición del juez Baltazar Garzón) y el capitán Julio Argentino De Rosa; también estaban el sargento enfermero Servat, el de la apomorfina para vomitar el cianuro.
También recuerdo a un soldado, estudiante, el típico soldado acomodado que a las 11 de la mañana se va a hacer trámites, iba al Batallón de Inteligencia 601 llevando correspondencia desde Artilleria.
A poco de recibir la baja en Enero de 1977 en el fondo de su cuadra apareció con un disparo de FAL en la cabeza, por aparente suicidio.
Nunca olvidaré la cara de sus padres y su novia al reclamar ante el tte Coronel Tamborini, subcomandante del cuartel.
Yo declaré el tercer jueves de Febrero de 1998 en el Juzgado Federal de San Martín. Juez Federal Alfredo Bustos.
El gran mérito es de Luis Zamora, quien por entonces organizó mi presentación en la causa Urteaga-Santucho, debiendo concurrir al estudio del Dr Manuel Gaggero en la avda Corrientes.
(Están también los abogados Raul Schnabel y Elena Mendoza).
Las hijas de Santucho me agradecieron.
Y conmigo concurrió el hijo menor, de nombre Marito, residente en Cuba, de unos 25 años, pelo y barba negras, ojos azules,
A mi derecha, del otro lado, Susana Viau, de Página 12, ese tercer Jueves de Febrero 1998.
El principal testigo no soy yo sino el cabo Ibañez, que manejaba la ambulancia llevando a Urteaga muerto y Santucho aún vivo al Hospital Militar de Campo de Mayo.
En la causa Urteaga-Santucho fueron citados a declarar como testigos de comparescencia obligatoria
(En los juicios por la verdad no hay imputados ni procesados, solo testigos, en procura del Hábeas Data...) los generales, o ex-generales, Fernanfo Verplaettsen, jefe de la Policía Bonaerense anterior a Camps; Santiago Omar Riveros, Comandante de Institutos Militares (Esto es, todo Campo de Mayo); Jorge Rafael Videla, Comandante en Jefe del Ejército y Presidente de facto; Antonio Domingo Bussi, sucesor de Riveros a la vuelta del Operativo Independencia y organizador del llamado 'museo de la subversión', Martín Balza, creo que como comandante del primer cuerpo de Ejército o algo así, no estoy seguro.
Estoy cansado y no quiero cansar.
Acá me despido.
Hay mil anécdotas mas, de las pintorescas y de las siniestras.
También conocí mucho al ex-sargento de la marina Juan Barrionuevo, que era jefe de enfermería pediátrica del Hospital Regional de Ushuaia, donde trabajé tres años, de 1992 a 1995.
Alias 'Jeringa', por ser quien les daba el Pentonaval (Tiopental de la Armada) a quienes eran arrojados al río o al mar en aviones navales tras pasar por la ESMA.
Fue electo diputado provincial por el PJ, sector Carlos Manfredotti electo gobernador.
No se imaginen al psicópata de la TV; era toda gente aparentemente muy sana, sociable, no cualquiera es electo diputado justicialista.
Falleció en Mendoza hace poco.
Saludos a todos, en esta fecha tan especial de la historia argentina, triste y sombría, pero para reflexionar y jamas olvidar. Y, sobre todo, para luchar por otro país, menos enfermo y decadente.
Nocelli Juan Carlos
DNI: 10.095.329.
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juanito ramírez gronda
a r q u i t e c t o